viernes, 26 de noviembre de 2010

Ideas, frases y momentos (1)

Nunca sabes cuando vas a utilizar algún instante de tu vida en uno de tus escritos. Por eso procuro llevar siempre encima un cuaderno o una pequeña libreta en la que anoto las ideas, frases o imágenes que pienso que pueden resultar interesantes.

Para que la libreta resulte útil debe ser un regalo, no debes utilizar una comprada. Las páginas deben ser completamente blancas, sin ninguna línea horizontal o vertical. Sólo así las ideas tendrán un lugar donde posarse, sean tuyas o no, sean importantes o insignificantes, requieran de trazos grandes y descuidados o de una letra pequeña de imprenta. Para escribir, por supuesto, vale con cualquier cosa.


En una ocasión me llamó la atención un castillo cerca de la preciosa localidad de Pontedeume. Escribiendo acerca de un encuentro entre dos personajes, me encontraba estancado y no sabía dónde localizar la conversación hasta que recordé ese castillo y las fotografías que tomé de él. 


miércoles, 24 de noviembre de 2010

Inspiración Urbana (4)

     Este lugar tiene la magia de un bar acogedor cuando te encuentras perdido, de un refugio cuando cae la noche o de un hogar encendido, cuando las primeras gotas de lluvia te han hecho suspirar y apretar el paso de vuelta a casa. 


     La realidad es menos interesante que el recuerdo que tengo de este pasaje pero, aun así, cuando paso cerca no puedo evitar entrar y pararme un momento junto a la estatua. Por lo general, eso significa un alto en el camino, entrar en un bar, pedir un café largo y tomarlo en silencio, solo y sin distracciones. Y que el mundo se espere, joder.




     Dos personas se encuentran en un bar, acodadas en la barra con la familiaridad de quien ha pasado los mejores momentos de su vida en lugares parecidos. Uno de ellos está muerto, hace tiempo ya, pero hace falta algo más para alejarle de su amigo e impedir que su fantasma se tome una jarra en buena compañía.


     - ¿Magia? -dice- Te mostraré la magia del tintineo de los vasos al brindar, de la cerveza que se tiñe de negro, de la voz que cuenta una historia... De cien sonrisas que burbujean hasta la carcajada y cierran la puerta dorada al frío del exterior.
Brendan Finn

domingo, 21 de noviembre de 2010

Oculta

El fuego de la chimenea se está apagando. Es normal, el papel no es el mejor combustible ni el más duradero. No obstante, Lidia lo sigue alimentando con un folio detrás de otro. Por cada documento que se consume una lágrima brota de sus ojos, irritados después del llanto y de las noches en vela. El maquillaje se estropea, dejando en sus mejillas restos de un color indefinido, oscuro. Contrasta con el amarillo intenso de su pelo, pero hace juego con el luto riguroso de su ropa. Lleva puesto un vestido largo, ceñido, que da a su cuerpo delgado una sensación de fragilidad y austeridad. Zapatos y bolso negros. Es lo correcto. Al fin y al cabo, hace menos de dos horas que ha enterrado a su marido.

Inspiración Urbana (3)



La vio acercarse, caminando hacia él desde el otro lado del camino. Se dirigió hacia un banco cercano, suficientemente lejos de los oídos de la gente, pero cerca del lago.

 A Daniel le gustaba ese lugar, en él se encontraba cómodo. Solía ir los domingos a ojear el diario en uno de esos bancos. A veces, Iris y él se daban un paseo hasta el mercadillo y, si encontraban un par de libros de su gusto, se paraban en el parque a leer, con un refresco y un bocadillo, y así dejaban marchar las horas. En esa ocasión, sin embargo, no se encontraba ni relajado ni cómodo. A su lado se sentó una mujer algo mayor que él, de una extraña y ruda belleza, de pelo rubio y corto, sin maquillar, vestida con unos vaqueros amplios y un abrigo largo. Su amistad era antigua, de las que comparten secretos tan importantes como embarazosos. Daniel siempre se alegraba de verla, quizá porque no ocurría con demasiada frecuencia.

Estuvieron un rato hablando de los viejos tiempos, de los buenos y viejos tiempos, cuando eran jóvenes, cuando Ela vivía, cuando a la mujer se la conocía por otro nombre y nadie tenía razones para querer matarla.

Inspiración Urbana (2)



Por la ventana del pasillo que daba a su casa se veía un gran patio interior empedrado, con una fuente en el centro y un pequeño trozo de césped a su alrededor, uno de los rincones mágicos de la ciudad, con historia. Lágrimas, sangre, risas y pasión de generaciones enteras se mezclaban con la piedra y el agua, y la fuente los había sobrevivido a todos ellos.

Me detuve unos segundos en aquella ventana, y por un instante pude echar un vistazo al mundo, el real, el que siempre existe. Para los fotones de luz que iluminan ese patio el tiempo no transcurre, el tiempo es una constante eterna. El pasado y el futuro son invenciones de nuestra limitada percepción, conceptos que nos ayudan a construir un mundo acorde a nuestra experiencia en él.

Durante un instante, comprendí que para la fuente yo no había nacido aun, o quizá ya estaba muerto, porque si pasas el tiempo suficiente en la tierra los hombres nacen ya cadáver.

Inspiración Urbana (1)



La ciudad por la que me muevo tiene algunos rincones realmente interesantes. A veces busco inspiración en ellos, y a veces simplemente me los encuentro.

Todas las ciudades tienen rincones de este tipo, supongo.

Me gusta fotografiarlos. Luego los imprimo y los coloco cerca de mi área de trabajo. A veces me los quedo mirando y, efectivamente, me ayudan a centrarme en una idea y a escribir sobre ella.

La mayoría de las veces, por supuesto, me los quedo mirando como un tonto y no hago más que perder el tiempo. Hay que ser honestos. 


Ahora estoy escribiendo una historia que se desarrolla en una ciudad. Trata de la amistad, de la magia y de la responsabilidad que tenemos cuando nos engañan y no hacemos nada por evitarlo.

Esta fotografía me sugiere una tarde de lluvia, un café caliente, buena compañía y buena conversación.


El bar se abarrotó a los cinco minutos de tomarla. Yo ya no estaba allí.

Tormentas

Las tormentas tienen un encanto especial. Quizá sea por la fuerza que desprenden, o por el miedo que nos provocan a un nivel instintivo y primario. Quizá sea porque preferimos los cielos despejados, que nos hacen sentir seguros y protegidos.

Yo soy un cielo gris, cubierto de nubes vagas e imprecisas de otoño. Una vez conocí una tormenta de primavera, violenta, de vientos fuertes y truenos ensordecedores. Fugaz, efímera y apasionada, cambió mi forma de ver el mundo.

Citas: Leon Tolstoi

Leon Tolstoi dijo:

No hay que escribir sino en el momento en que cada vez que mojas la pluma en la tinta, un jirón de tu carne queda en el tintero.


A veces me pregunto porqué escribo mejor cuando estoy jodido. Incluso relatos que no requieren de una carga dramática, se resbalan entre mis dedos con mayor fluidez cuando las cosas no me van bien.

Supongo que, cuando te sientes cómodo con tu vida, no tienes necesidad de desahogarte de nada. Si no hay fantasmas que expulsar, no necesitas escribir.

No me siento cómodo con esa filosofía; el arte debería ser algo más que un largo lamento. Los artistas, claro, saben sacar provecho a su creatividad en todo momento, mientras que los aficionados necesitamos de emociones intensas para sentarnos a escribir.

Algún día debería cambiar. Algún día lo haré, por supuesto. Al fin y al cabo, estoy vivo.

Mientras tanto, seguiré dejando la piel en el tintero.

Moneda de Cambio

Estoy prisionera en una cárcel de piel, huesos y vísceras. La piel no me protege del frío, los huesos no me sostienen en pie y las vísceras llevan mi vida por donde quieren, ignorando mis deseos.

Ayer intenté de nuevo contener las náuseas. Todo fue bien hasta que salí de casa y me enfrenté a las calles atestadas, al olor repugnante de los bares. Olor a sudor, a colonia, a cemento. Al miedo de las víctimas y la excitación de los cazadores. A medianoche ya me estaba arrepintiendo de haberme dejado convencer para salir de copas, por la rutina de las noches de fiesta.

Lógica y Locura

Hace un tiempo escribí un relato cuya protagonista es una psicópata. No es el primero que escribo en esa línea ni será el último.


En este caso, Selene, que así se llama, tiene un método para ocultar sus desórdenes mentales al mundo: la aplicación de la lógica. No conseguí transmitir esta característica de su personalidad con la profundidad que deseaba, pero es uno de esos detalles sobre tus personajes que están ahí, aunque no terminen reflejados en sus relatos.

Ultimo Aliento


Tumbado en mi lecho, obligando a mis párpados a permanecer abiertos, dejo que transcurra la última noche, hasta que mis pensamientos se acallen y mi corazón deje de latir. Postrado sobre unas sábanas limpias, con la serenidad que la vejez transmite a los hombres, espero a que mi vida se apague, como la única vela que ilumina mi estancia y que, agotando la cera que la mantiene encendida, aleja a los fantasmas de las sombras de las esquinas.

Indomable




INDOMABLE


            Estaba solo, malherido, a punto de morir, y lo único que le quedaba era maldecir a los dioses.

            El hombre luchaba bien, era lo único que sabía hacer. Se había adentrado en aquellas mazmorras con unos compañeros recién conocidos, armado con su espada, su escudo y su grotesco nombre. A menudo se preguntaba porqué acababa siembre en situaciones como aquella. A menudo soñaba con una vida sencilla, sin matanzas continuas, con una familia a la que honrar y unos vecinos con los que reír, conversar y pasar el tiempo.

Los Cinco Estados

Cuando despierto, una mañana de domingo, tomo conciencia de que me estoy volviendo invisible. Mi cuerpo desaparece de forma lenta, indolora e inevitable. Sucede de dentro a fuera, ya que no veo músculos, tendones o huesos. Tan sólo veo sábanas allí donde debería estar mi brazo, lo muevo hacia la luz y parece que el vello está dejando de existir. Como unos pequeños fantasmas, molécula a molécula, desaparecen de mi vista, esfumándose, cayendo tras una cortina opaca.

Me estoy volviendo invisible, desapareciendo, borrándome de la realidad, como si mis pies jamás hubieran hollado camino alguno, como si todos mis esfuerzos, mis proyectos, mis alegrías y decepciones jamás hubieran ocurrido. ¿No puedo acabar mis días y ser recordado, como todo el mundo?


PRINCIPIOS


          La pérdida de la fe es algo devastador. Cuando tienes fe todos tus actos  tienen sentido, todas tus miserias ocurren por una razón. Incluso puedes justificar porqué les ocurren cosas malas a los hombres buenos. Todo importa.

Cuando dejas de creer ya nada te concierne. Tu escala de valores se derrumba y tu mente se desmorona, pidiendo a gritos una realidad a la que aferrarse. Yo alcancé esa realidad mediante la violencia.

Antes de empezar a escribir


Dicen que todos los inicios son duros. No es para tanto: cuentas con la ilusión.


Comenzar a caminar es fácil, únicamente necesitas querer alejarte de algo. Lo difícil, supongo, es continuar.

Todas las historias que alguna vez se han narrado, en libros, en cuentos o en torno a una hoguera, en alguna ocasión han sido soñadas por sus autores.

¿Qué ocurre con aquellas historias que olvidamos al despertar? ¿Siguen siendo soñadas una y otra vez, hasta que alguien las da forma, hasta que se cuentan a otros y se hacen inmortales?

Espero que sí. Sería una lástima que se perdieran.

Yo intento transcribirlas al papel. La mayor parte de las veces no lo consigo. Otras, al escribirlas, se desvirtuan tanto que apenas si se parecen al original. Pero aun así lo sigo intentando.

Es lo menos que puedo hacer por ellas.