Todos tenemos una imagen de nuestra ciudad, del lugar que permanece cuando nosotros dormimos. Las ciudades por la noche tienen una magia especial, una cara diferente, mucho más personal y sincera que durante el día, cuando se emborronan con los rostros de las personas que las deforman, y las recorren, y las ensucian.
He paseado por las calles de la ciudad en la que ya no vivo, buscando rincones que la definan, quizá no ya a ella misma, sino a la imagen que yo guardo de cómo son las noches, silenciosas y vacías. Tenía una idea muy clara de lo que buscaba. Encontré algo parecido en algunas esquinas y callejones.
Pero ha sido más tarde, en casa, visitando algunos blogs, y foros, y disfrutando de esa compañía tan íntima e impersonal de las personas a las que no has visto nunca, cuando me he dado cuenta de que ya hace mucho tiempo que alguien captó a la perfección esa imagen que yo buscaba.
Nighthawks, por Edwar Hopper
Mis disculpas, Sr. Hopper, por no haber reparado antes en su genio.
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