En realidad, tus orígenes se cuentan en el relato Principios. Pero vamos a hacer como que ese relato no existe, ¿vale? y simplemente lo dejaremos para el final.
Dentro de un tiempo, espero que no mucho, volveré a por ti. Tienes tanto por hacer...
El relato, los personajes y las situaciones que aparecen en él son ficción de principio a fin. No están inspirados más que en ideas difusas y sueños que se van olvidando conforme avanza el día. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Como en otras ocasiones, el relato se encuentra registrado. Puedes leerlo y compartirlo si crees que merece la pena. Lo que no puedes hacer es decir que lo has escrito tú, publicarlo, etc, etc.
Ese hombre desquiciado que se ve a sí mismo como a un liberador, no ya de los males del mundo, sino de los males que encierran las personas en lo más profundo de sus vidas, es mi personaje favorito.
No es un justiciero. No pretende hacer el bien, ni perseguir a los malvados en base a un estricto código moral. Es un hombre de principios, pero no se cuestiona si son los correctos. Son los suyos, y a ellos debe atenerse. A ellos, tan solo. A nadie más debe dar explicaciones ni excusas.
Debe ser hermoso, liberador en cierto modo. No necesitar más que razones de vida y muerte para justificar tus actos. Qué sencillo, qué elegante.
Por supuesto, todo esto es literatura. El personaje es un psicópata que debería estar entre rejas, o en una institución mental.
¿He dicho ya que es mi favorito?
La imagen de una niña que ya ha muerto me devuelve a la realidad y me dice que hoy he tenido un día de perros.