En varios de los relatos que escribo aparece una expresión, una combinación de palabras que me resulta muy atractiva: Las sombras de las esquinas. Hay momentos en los que no podemos sino dejarnos llevar por ellas. Cuando flaqueamos, cuando nuestros demonios nos dominan.
La expresión probablemente le habré leído en algún sitio y, de forma inconsciente, la habré incorporado a mi repertorio. No obstante sí tengo clara una fuente de inspiración.
No sé de quien es esta excelente traducción de El Cuervo de Poe. Sin duda es mi favorita. Te dejo también el mismo párrafo final en inglés, porque merece la pena conocerlo.
Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posadoen el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!
And the raven, never flitting, still is sitting, still is sitting
On the pallid bust of Pallas just above my chamber door;
And his eyes have all the seeming of a demon's that is dreaming,
And the lamp-light o'er him streaming throws his shadow on the floor;
And my soul from out that shadow that lies floating on the floor
Shall be lifted - nevermore!
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