Nunca sabes cuando vas a utilizar algún instante de tu vida en uno de tus escritos. Por eso procuro llevar siempre encima un cuaderno o una pequeña libreta en la que anoto las ideas, frases o imágenes que pienso que pueden resultar interesantes.
Para que la libreta resulte útil debe ser un regalo, no debes utilizar una comprada. Las páginas deben ser completamente blancas, sin ninguna línea horizontal o vertical. Sólo así las ideas tendrán un lugar donde posarse, sean tuyas o no, sean importantes o insignificantes, requieran de trazos grandes y descuidados o de una letra pequeña de imprenta. Para escribir, por supuesto, vale con cualquier cosa.
En una ocasión me llamó la atención un castillo cerca de la preciosa localidad de Pontedeume. Escribiendo acerca de un encuentro entre dos personajes, me encontraba estancado y no sabía dónde localizar la conversación hasta que recordé ese castillo y las fotografías que tomé de él.